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Soplo de vida (1999)

Título: Soplo de Vida
Dirección: Luis Ospina Año: 1999
País: Colombia
Género: Ficción

 

 

Una de las pocas películas del cine negro nacional que nos la trae Luis Ospina, junto a  destacadas actuaciones de Flora Martínez y Fernando Solórzano como protagonistas, y también con sorprendentes actuaciones de Álvaro Rodríguez, César Mora y Robinson Díaz en papeles secundarios pero potentes y dinámicos en uno de los films más contrarios al estilo que suele tomar este director colombiano que en el 2016 dio mucho de que hablar con su película 'Todo comenzó por el fin' (2015).

Nos muestra una caótica Bogotá de la década de los 80, donde podemos palpar muy bien el dicho popular el cual dice “cuando ya has tocado fondo lo único que queda es subir”, en esta película vemos una serie de búsquedas en forma de pequeños impulsos y soplos llenos de sacrificios que desarrolla el relato de forma coral, esas búsquedas serán en vano para muchos de los personajes, sobretodo el encierro que la misma “Golondrina”  se provocó; una mujer (femme fatale) que a lo largo de su vida sufrió múltiples desamores, desencantos y perdidas, cayendo en un vagabundeo. Al final, su muerte trae la atención de un peculiar y terco investigador a un hotel de quinta atendido por un travesti en pleno centro de la capital colombiana. Así comenzamos este rico juego de recuerdo sobre recuerdo, donde cada unión de fragmentos duele casi recordandonos la fragmentación de este país. 

La historia nos lleva a ver cómo Armando Fierro, un investigador obstinado, sigue las huellas al asesinato de la “Golondrina” que, aunque bella mujer, toma la peor decisión y escapa de una burbuja para encerrarse en otra, bajo el cuidado de un solo amigo, “El mago”, un ciego vendedor de chance que le hacia mandados a la muchacha, ella encerrada en cuatro paredes trata de olvidar, o tal vez de perderse, vagabundea entre sus vacíos de su corazón roto. Al mismo tiempo, vamos descubriendo los vacíos del mismo detective, típico del Noir, directo y tosco, siempre priorizando la lógica para obtener su objetivo, tras la insistente búsqueda encontraría su propia espina, terminando camino al cementerio que a la vez es el camino que lo llevará a casa, a unirse a la persona que con tanta perseverancia rastreó y fue su único soplo de vida.

Aunque el cine negro nació de los desencantos de la sociedad estadounidense, su estética puede variar ligeramente, en este film el esclarecimiento del asesinato y de la estancia de la “Golondrina” en el hotel está en blanco y negro, sin embargo el pasado está en colores cálidos y el presente tiene la estética única y especial, una marca que ya Ospina había trabajado en anteriores realizaciones: un gótico tropical que nace de los tantos desencantos de la sociedad colombiana, un desencanto tan usual como el final de esta película.