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Jardín de Amapolas

Producción: Chirimoya Films

Productora: Alexandra Yepes   

Dirección y guión: Juan Carlos Melo 

Fotografía:

Sonido:

Música:

Montaje: 

Y lo primero que me van a reclamar es ¿se trata sobre el conflicto? ¡Sí! pero de qué manera, el centro de atención está mas bien en las consecuencias que la violencia desata en la que es la vida normal de un niño adolescente, no romántica la violencia, no toma posición de un bando o del otro, no re victimiza como lo vemos en otras películas, si no que nos cuenta las consecuencias o virtudes que las víctimas deben asumir a raíz del conflicto. 

 

Melo, el director se baso en relatos reales que recogió de personas cercanas y de hecho se ve una honestidad en el relato, no se siente tan ajeno, tan "outsider" como en otras películas y cortos. 

 

El centro de atención es la evolución de Simón, el pequeño protagonista, vemos la ruptura de su inocencia a raíz de ciertos sucesos que la violencia trae a sus días, su padre se ve obligado a trabajar en un campo de amapolas, vemos una madurez obligada a emerger en nuestro pequeño protagonista, pues los días buenos los cubrirá la sombra de la violencia que turbará los bellos paisajes y La Paz a su alrededor. Todo patrocinado por el antagonista dueño del campo de amapolas llamado Ramiro. 

 

El trabajo de dirección de actores es algo que realmente me llama la atención de está película, son poco teatrales, casi que pasa desapercibido el hecho que algunos son profesionales otros actores naturales, hay como un equilibrio actoral y eso se siente, el director revela que sintió que en algunos personajes debía buscar a la gente de al región y darle ese matiz local a la película y así trabajo por lo menos con el niño protagonista dos años. 

Melo el director aunque ajeno a cierto nivel de violencia que viven otras personas al interior del país, fue sincero en buscar entre historias reales de sus allegados su argumento narrativo, y con esta película quiso ofrecer una visión de lo que los niños dentro del conflicto y que sabe que este tema (el conflicto) nunca se agotará dentro del cine nacional. 

 

Y aunque se hizo bajo la modalidad de lo que llamamos "bajo presupuesto" la producción no dejo que eso le impidiera bajar la calidad técnica, estética, ni narrativa, incluso armaron su propia parcela chiquita de amapolas. Dentro de la películas tenemos como un tercer protagonista y son los imponentes paisajes nariñenses que también nos hablan al espectador son sus colores y silencios naturales, no es como he sentido en otras películas que dejan los paisajes por dejarlos, pero no aportan a la construcción narrativa, en Jardín de Amapolas si que vemos ese protagonista paisajista. 

 

Esta película es un gran referente a seguir que en las regiones sí se puede hacer buen cine, con equipo técnico y creativo de la misma región, donde dejar trabajar a las personas locales dentro de esta le suma cierto matiz, y es un ejemplo a seguir y atreverse a hacer más cine en la regiones y descentralizar la mirada delos epicentro que siempre vemos en el cine nacional. 

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